Neurogénesis

Qué es la “Neurogénesis”? Es la generación de neuronas nuevas, que son las células del Sistema Nervioso Central.

Hay un proceso de generación neuronal “inaugural”, en la etapa prenatal, que es el responsable de poblar de neuronas al cerebro en desarrollo.

Durante mucho tiempo, la medicina clásica sostuvo que ya en la adultez, no se producía regeneración neuronal: a diferencia del resto de las células del organismo que si mueren, el sistema tiene la capacidad de producir células nuevas (pensemos en una lastimadura en la piel y que pasado cierto proceso de curación esa lastimadura “desaparece”), las neuronas no. Es decir, que si un grupo de neuronas moría, se pensaba que no se volvían a reponer.

Hoy se ha comprobado que, en diferentes zonas del sistema nervioso, el ser humano adulto tiene la capacidad y las herramientas como para producir nuevas neuronas.

Más allá de los beneficios que este conocimiento trae a la Neurociencia, lo interesante es que se detectó que hay determinadas actividades que provocan regeneración neuronal: el aprendizaje, la actividad física y la Psicoterapia. Como verás, son actividades que implican una “gimnasia” del uso de las funciones de nuestro cerebro: atención, concentración, reflexión, memoria, cognición, etc.


Estudiando, haciendo deportes y/o actividad física y mientras estamos en tratamiento Psicoterapéutico, estamos activando a nuestro cerebro, lo estamos estimulando para generar nuevas neuronas y mantener su plasticidad. Sin dudas, una muy buena noticia!!

Primero hacia dónde voy, después, quién me acompaña

Me pregunto por qué solemos invertir el orden en esta fórmula? En general, me encuentro con personas que dan prioridad o “necesitan” de ese otro que los acompañe primero para después, eventualmente, preguntarse hacia dónde van. El filósofo Sam Keen decía que todo hombre, toda mujer, debía hacerse estas preguntas alguna vez en la vida, y en ese orden.


Las canciones románticas (muchas, casi todas…), el saber popular, las novelas (las no-ve-las!!) nos enseñan mal lo que aprendimos muy bien: “contigo pan y cebolla”, “mi media naranja”, “sos el aire que respiro”, “sin ti, mi vida no tiene sentido”… y seguiría con una lista interminable de frases que se transforman en creencias, en verdades con las que nos aventuramos al encuentro amoroso y, con la fórmula invertida, vamos directo al malestar.

Qué significa preguntarse “hacia dónde voy?”. Significa saber quién soy, qué quiero, qué no quiero, qué necesito, qué tengo, qué no tengo, qué puedo dar, qué no puedo dar, cuáles son mis valores, qué veo cuando me miro, cuál es el sentido que le estoy dando a mi vida, etc. Como se puede apreciar, claramente estoy hablando desde mí y para mí, desde mi YO, en primera persona del singular, a quien conozco, atravieso, quiero y respeto.

Si no sé quién soy, qué quiero, qué puedo o qué necesito, y más aún, si no me quiero ni respeto, es probable que el invertir la fórmula sea, ilusoria e imaginariamente, una solución: ese otro es el que dará sentido a mi vida… muchas veces ese otro ya es nuestra pareja y terminamos sometiéndonos y resignando algunas respuestas a estas preguntas, si es que tímidamente las formulamos alguna vez. Y si no estamos en pareja, como estamos esperando a ese otro que le va a dar sentido a mi vida aparezca, postergamos nuestro crecimiento y descubrimiento personal, si total, cuando llegue él o ella, ya no voy a necesitar nada más…

Por qué es importante preguntarme primero “hacia dónde voy?” para después preguntarme “quién me acompaña?”. Porque el preguntarme “hacia dónde voy?” es un camino de sinceridad y honestidad con nosotros mismos, de autoconocimiento, de evolución personal, de descubrimiento, de duelos, de despedidas de creencias y mandatos, de elección, de decisión, de libertad, de respeto hacia mí mismo, etc. El conocer quién soy y qué quiero, me hace responsable de mi propio bienestar, de la búsqueda de lo bueno para mí.


Y el transitar por ese camino me permitirá encontrarme con otros que también lo transitaron, que también se preguntaron hacia dónde querían ir. Transitar ese camino me va a permitir encontrarme con un otro “entero” como yo, no con alguien “partido” o que necesite ser rescatado. Transitar por ese camino primero, me va a permitir festejar y celebrar el encuentro amoroso y no hacer de una pareja el lugar de reparación de nuestras historias no resueltas.

Entre el estímulo y la respuesta, la libertad de elegir

Llamo estímulo a aquello que puede venir desde afuera (la actitud de una persona, su respuesta, su decisión, sus gestos, etc.) y también a aquello que puede venir desde adentro de nosotros mismos (mis pensamientos, mis sentimientos, mis sensaciones, etc.).

Muchas veces respondemos automáticamente, es decir, frente a determinados “estímulos”, ya sean internos o externos, nuestra respuesta (conducta) está preprogramada: no reflexionamos, no elegimos, simplemente “reaccionamos”. 

El problema surge cuando esas respuestas automáticas me generan malestar, cuando siempre repito el mismo esquema y creo que es el otro el causante de semejante molestia, el que “tiene que cambiar”. En este caso, entre el estímulo y mi respuesta, no hay espacio, no hay reflexión, no elijo, reacciono.

Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra, elaboró un concepto poderosísimo estando preso en los campos de concentración nazis: entre esto que me viene de afuera y mi respuesta, está mi libertad interior de elegir cómo responder a eso. Él decía que ese carcelero que le estaba apuntando con un arma podía humillarlo, flagelarlo y hasta quitarle la vida, pero lo que no podía hacer era obligarlo a sentir y a pensar de la manera que él quisiera… ese carcelero que tenía en sus manos el poder de matarlo no iba a poder influir en la manera en que Frankl respondiera a ese contexto. 

Entre el estímulo y la respuesta hay una brecha, un espacio que me permite pensar primero para elegir después, cómo responder a eso que viene desde afuera o a un sentimiento interno… voy a permitir que tal conducta del otro me amargue?, me quite el sentido del humor?, voy a permitir que tal emoción contamine el resto de las áreas de mi vida?, voy a darle lugar a la creencia de que es el otro el que tiene que cambiar?, voy a seguir pensando en que yo soy la víctima?, etc.


Cuanta más conciencia tengamos que hay un espacio entre el estímulo y la respuesta, vamos a ejercitar el pensarnos en la situación, vamos a elegir cómo responder a ello, vamos a ser cada día más responsables de nuestro bienestar, vamos a ser, en definitiva, más libres.

La actividad física como herramienta en la Psicoterapia

Con bastante frecuencia recomiendo a mis pacientes hacer deporte y/o ejercicio físico. Hay una relación directa entre el ejercicio físico y la salud. Y cuando hablo de salud me refiero a la salud en su real sentido, integrando cuerpo y mente.

El hacer ejercicio físico, correr, practicar algún deporte, etc., libera endorfinas (neurotransmisor). Las endorfinas son las “drogas” que tenemos en nuestro cuerpo, de fabricación propia. Son sustancias químicas que producen sensación de felicidad y euforia: la actividad física mejora el humor.

Es una herramienta eficaz para reducir, o por lo menos mantener bajo control, el estrés dado que la actividad física aumenta la producción de noradrenalina, otra “droga” natural que interviene en la moderación de las respuestas de nuestro cerebro a las situaciones de estrés.

El estar en actividad y entrenamiento físico mejora la imagen que tenemos sobre nosotros mismos. Ya sea que se trate de mejorar el peso o mantener en forma nuestro cuerpo, todo tiende y suma para mejorar la estima. Y al mejorar la estima y así ganar en autoconfianza, como consecuencia, mejoran las relaciones interpersonales.

Las sustancias químicas que se liberan cuando hacemos ejercicio físico ayudan también a bajar la ansiedad; es un canal adecuado para descargar las tensiones que acumulamos a diario.

Por otro lado, realizando actividad física como rutina y en forma regular, estamos haciendo prevención: disminuye el riesgo de sufrir un infarto cerebral y mejora la función cognitiva reduciendo las posibilidades de padecer demencia y Alzheimer.

Es también, crear un espacio propio, para uno mismo. El encuadre de la Psicoterapia hace que por lo menos una hora de 24 horas de un día, de siete días a la semana (1 de 168), sea dedicado a uno mismo, a la salud. Por qué no sumar algunas horas más para nosotros mismos? Será perder el “tiempo”, un tiempo que no tengo porque en realidad no me lo hago?

Como vemos, hacer un deporte y/o ejercicio físico tiene múltiples beneficios para la salud. Lo más difícil es el primer paso cuando no tenemos esta “gimnasia”. Sabemos que el primer paso no va a tener como respuesta todo lo que describí más arriba, pero ese primer paso me va a sacar de donde estoy, de la inercia y del regodeo en el malestar. Una vez que empezamos a andar, el “círculo vicioso” se transforma en un “círculo virtuoso” de beneficio y bienestar personal: todo el organismo se predispone para movilizar nuevas energías sirviendo así de apoyo a todo el trabajo personal en la Psicoterapia.


Cuando el deseo amoroso se transforma en necesidad

Aprendemos a amar de acuerdo a cómo nos amaron, cómo nos cuidaron, cómo nos reconocieron, cómo nos dieron existencia. Es desde ese aprendizaje, que recibimos de muy pequeñitos, que entendemos y armamos nuestras relaciones amorosas con los demás.

Ahora bien, muchas veces en ese aprendizaje hubo fallos, ausencias o abandonos que en mayor o menor grado generaron dolor, inseguridad y baja estima. Crecimos con ese modo de vincularnos, en muchos casos “sobrevivimos”, pero con un modelo que repetiríamos en la adultez.

Esta es una razón fundamental por la cual ese deseo amoroso con el que comenzamos una relación, termina transformándose en la “necesidad del otro”. Ese otro se torna el centro de mi vida, tiene toda la prioridad, ocupa todo mi tiempo y todos mis pensamientos, está idealizado y mi mundo empequeñece transformando el vínculo en una relación adictiva y dependiente.

En algún lugar creemos que esta persona, aquí y ahora, sanará y aliviará nuestro dolor e inseguridad vividas en la infancia, allá y con otros. Y lo cierto es que este “otro” también tiene sus agujeritos en el corazón, con lo cual, muchas veces son relaciones tormentosas y que terminan siendo muy sufrientes para los dos.

El punto de partida para un encuentro saludable, posibilitador de una relación satisfactoria, es el autoconocimiento y el trabajo personal: reparar primero mis heridas para estar entero y así poder encontrarme con un otro que también sea un entero. Claro que pareciera que es “más fácil” y hasta natural que “el amor” me repare. Pero como decimos siempre, con el amor no alcanza!


Bucear en mi historia, entender para hacerme cargo y responsable de mis actos, tener la iniciativa para romper con la ilusión del “Príncipe encantado” que salvará mi vida o de “La mujer”, sí con mayúsculas, que ordenará y guiará mi vida porque yo solo no puedo, son algunos de los pasos en el trabajo personal que debemos transitar para poder encontrarnos con un “par” en lugar de un “rescatador”!

Reproches Vs explicitación, dar por sentado Vs reconocimiento

Lo que escucho con mayor frecuencia en la consulta, son reproches y reclamos respecto del “otro”. Y este otro puede ser una pareja, un amigo, un familiar…

Es importante traducir esos reproches y reclamos en planteos claros que expresen mi desacuerdo o malestar cuando así lo siento. Generalmente, lo primero que hacemos casi naturalmente es calificar al otro. Determinamos a través de un juicio por qué hizo lo que hizo o dijo lo que dijo, interpretamos (cual seres omnipotentes) cuál fue la intención del otro al hacerlo y hasta “sabemos” cómo piensa…

Es cierto que lleva mucho trabajo “parar a pensar” antes de reaccionar de manera visceral y automática: interpretamos desde nuestros conocimientos, faltas y creencias, la actitud del otro. Y también es cierto que lleva tiempo aprender a preguntarle al otro cuál fue su intención al hacer tal o cual cosa, en función de entender y no juzgar y así poder exponer cómo impactó en mí su conducta, cómo me sentí con tal actitud o comentario.

Y habiendo llegado hasta acá, quiero avanzar un paso más en un aspecto que prácticamente no tenemos en cuenta: el reconocimiento a través de la valoración del otro. Nos sale muy fácil la crítica, nos cuesta mucho el reconocimiento de un gesto valioso del otro hacia mí (sobre todo si tengo un fuerte entrenamiento en la crítica).

Cuáles podrían ser las causas de esta dificultad? Es probable que se trate de creencias, de ideas que tenemos incorporadas y que nunca cuestionamos.

“Es lo que debe hacer”, “No hace falta que le diga nada porque es lo que corresponde”. Todos sabemos lo que se siente cuando el otro nos reconoce positivamente en una actitud, entonces, por qué retaceamos este gesto cuando se supone que ese otro es alguien a quien amamos?

“Si le digo algo así, se va a agrandar”. Acá se pone en juego una cuestión de poder. Creemos que reconocer lo valioso que recibí me expone a perder. De lo que no nos damos cuenta es de que “perdemos” los dos si lo que está en juego es una relación de poder.

“Si reconozco lo importante que son sus cambios para mí, se va a achanchar”. Pensamos erróneamente que el mejor estímulo para el cambio es el reclamo y que si agradecemos o reconocemos el otro dejará de persistir en ese cambio que favorece a ambos. Y si favorece a ambos, por qué dejaría de hacerlo?

“Estoy enojada/o por lo que hizo y no puedo pensar en otra cosa”. Esta creencia está fundada en que la emoción es más fuerte que la razón, que si siento esto no puedo pensar en lo otro. El desafío justamente es hacer foco en lo distinto, en lo valioso del otro para poder salir del enojo y del resentimiento. Aún así, e incorporando esta herramienta, tengo más recursos como para ir a buscar al otro y hablar de aquello que me enoja y hiere desde un lugar más saludable!!

Seguramente si nos preguntamos, encontraremos más creencias que sostienen esta incapacidad. Sabemos que la memoria del reconocimiento recibido y brindado a lo largo del tiempo es el mayor tesoro que como personas podemos albergar. Así que, como siempre decimos, a entrenar!!!