Con bastante frecuencia recomiendo a mis pacientes hacer
deporte y/o ejercicio físico. Hay una relación directa entre el ejercicio
físico y la salud. Y cuando hablo de salud me refiero a la salud en su real sentido,
integrando cuerpo y mente.
El hacer ejercicio físico, correr, practicar algún deporte,
etc., libera endorfinas (neurotransmisor). Las endorfinas son las “drogas” que
tenemos en nuestro cuerpo, de fabricación propia. Son sustancias químicas que
producen sensación de felicidad y euforia: la actividad física mejora el humor.
Es una herramienta eficaz para reducir, o por lo menos
mantener bajo control, el estrés dado que la actividad física aumenta la
producción de noradrenalina, otra “droga” natural que interviene en la
moderación de las respuestas de nuestro cerebro a las situaciones de estrés.
El estar en actividad y entrenamiento físico mejora la
imagen que tenemos sobre nosotros mismos. Ya sea que se trate de mejorar el
peso o mantener en forma nuestro cuerpo, todo tiende y suma para mejorar la estima.
Y al mejorar la estima y así ganar en autoconfianza, como consecuencia, mejoran
las relaciones interpersonales.
Las sustancias químicas que se liberan cuando hacemos
ejercicio físico ayudan también a bajar la ansiedad; es un canal adecuado para
descargar las tensiones que acumulamos a diario.
Por otro lado, realizando actividad física como rutina y en
forma regular, estamos haciendo prevención: disminuye el riesgo de sufrir un
infarto cerebral y mejora la función cognitiva reduciendo las posibilidades de
padecer demencia y Alzheimer.
Es también, crear un espacio propio, para uno mismo. El
encuadre de la Psicoterapia hace que por lo menos una hora de 24 horas de un
día, de siete días a la semana (1 de 168), sea dedicado a uno mismo, a la
salud. Por qué no sumar algunas horas más para nosotros mismos? Será perder el
“tiempo”, un tiempo que no tengo porque en realidad no me lo hago?
Como vemos, hacer un deporte y/o ejercicio físico tiene
múltiples beneficios para la salud. Lo más difícil es el primer paso cuando no
tenemos esta “gimnasia”. Sabemos que el primer paso no va a tener como
respuesta todo lo que describí más arriba, pero ese primer paso me va a sacar
de donde estoy, de la inercia y del regodeo en el malestar. Una vez que
empezamos a andar, el “círculo vicioso” se transforma en un “círculo virtuoso”
de beneficio y bienestar personal: todo el organismo se predispone para
movilizar nuevas energías sirviendo así de apoyo a todo el trabajo personal en
la Psicoterapia.
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