La comodidad que incomoda

A qué me refiero cuando hablo de “comodidad”? Advierto de antemano, que no me estoy refiriendo a un buen sillón o al andar de un auto de alta gama o a…

Hablo de una comodidad que adormece, que anestesia, que narcotiza…

Comodidad en el sentido de pensar que, en una relación conflictiva, es el otro el que tiene que cambiar.

Comodidad en el sentido de fingir “ser” para ese otro lo que “creemos” que ese otro quiere que seamos.

Comodidad en el sentido de entender que el problema lo tiene el otro y no yo.

Comodidad en el sentido de esperar que un otro me diga lo que debo ser y hacer (una pareja, Dios, un amigo, el terapeuta).

Comodidad en el sentido de asumir una actitud de queja constante: me lamento por lo que me pasa… hasta es real la angustia que siento por esa situación!

Comodidad en el sentido de delegar en ese otro, seguramente significativo para mí, las decisiones o acciones a tomar.

Por qué será tan atractivo y tan común ese lugar de comodidad? Para qué nos sirve? En qué nos beneficia? Qué implicaría salir de esa comodidad?

Entiendo que ese lugar de “comodidad” me exime de hacerme cargo de mi propia vida. Me salva de trabajar para entender y darme cuenta en qué estoy colaborando YO con esto que me pasa. Me permite depositar la “culpa” en ese otro si es que las cosas (que en definitiva decidió el otro y no yo) salieron mal.

Y acá es cuando incomoda…

Porque esa comodidad me lleva a autocompadecerme, a seguir autoagrediéndome con sentimientos de baja estima y descalificación. Incomoda cuando experimento que por más que deje que ese otro gerencie mi vida o delegue en él la responsabilidad de un cambio, nada cambia…

Creo que salir de esa comodidad implica ser responsable de mi propia vida, significa hacerme cargo de las consecuencias que tienen mis decisiones y acciones, tiene que ver con el asumir riesgos, (porque muchas veces las cosas no salen tan bien como las esperábamos)… en definitiva, salir de esa comodidad significa escribir el guión de mi propia vida aprendiendo a ser y hacer en la medida que voy viviendo, atravesando los momentos de incertidumbre y asumiendo que las fallas o los equívocos son parte del mismo proceso de la vida.

El desafío está, entonces, en ser protagonistas en la historia de nuestra vida y no meros espectadores de la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario