Se termina un año, un ciclo entre otros ciclos y una parte de un todo mayor. La vida de cada uno en sí misma es un ciclo, una parte de un todo mayor: de la historia, de una relación, del universo…
Es un momento natural para el balance, para la reflexión, para la corrección y la renovación de metas. Deseo que podamos atravesar este tiempo siendo más benévolos con nosotros mismos, dejando de lado la exigencia que se transforma en falta de respeto, dando lugar al juego y al humor sanador, siendo auténticos con nosotros mismos y sobre todo, siendo libres: entendiendo por libertad la capacidad de elegir cómo responder frente a las diferentes preguntas que nos hace la vida. Preguntas que a veces tienen forma de diferencias con el otro, tienen forma de situaciones inesperadas, forma de ideas rígidas (tanto mías como del otro), forma de sucesos disruptivos y dolorosos (como la enfermedad o la muerte), forma de “deseos” irrefrenables, etc. Frente a todo esto, a menos que se trate de un fenómeno de la naturaleza o un accidente que no depende de nosotros, tenemos en nosotros mismos la maravillosa capacidad de ELEGIR qué hacer con esto que nos está pasando…
Entonces, a pensar y a entrenar, como siempre!!!
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