Amores que matan


Qué es lo que lleva a muchos hombres y mujeres a pensar que se derrumba el mundo si su pareja (o algo parecido a pareja) los abandona? Por qué muchas personas ante la idea de la separación se sienten morir? Qué es lo que nos lleva a ese lugar de insoportable dolor con la sola imaginación de sabernos sin ese “otro” que creemos tan necesario en nuestras vidas?
Sucede, la mayoría de las veces, que cuando pensamos que es imposible sobrevivir a una separación o alejamiento de esa persona, nos encontramos inmersos en una relación tormentosa y poco gratificante. No es paradójico? Nos sentimos mal, la pasamos mal, sufrimos y padecemos, pero no podemos dejarla/dejarlo y mucho menos pensar que lo haga ella/él con uno.
Seguramente hemos escuchado más de una vez críticas, quejas y reproches hacia ese otro, una minuciosa y detallada descripción del malestar experimentado con esa persona para terminar diciendo: “Pero yo la/lo amo”.
Cuando empiezo a indagar me encuentro con que algunas personas piensan que no están preparados para estar solos, siendo que YA están solos. El costo que se paga por no “perder” aunque sea lo poco bueno que tiene esa relación, es altísimo: se experimenta un gran vacío, frustración, temor, sentimientos de incapacidad para abordar la vida, para levantarse cada mañana, para seguir. Escondiéndonos atrás de la idea de que estar pensando todo el día en el otro o extrañarlo es “amar”, una y otra vez nos exponemos a “los amores que matan".
John Bolwy fue un Psicoanalista inglés que sostenía como necesidad humana la tendencia a formar vínculos afectivos estrechos. La búsqueda y el deseo de estar con un otro es natural, pero como dice Sergio Sinay, para ser dos tienen que haber dos “enteros”, no dos mitades que buscan complementarse en “la magia del amor”. Creer que estar con “esa” persona me garantiza la felicidad, la concreción de mis proyectos, la solución de todos mis problemas, es una ilusión: terminamos mintiéndole al otro y mintiéndonos a nosotros mismos.
La pregunta que surge entonces es, por qué me pasa esto? Porqué entablo este tipo de vínculos? Y aunque teniendo la respuesta cierta tampoco el saberlo solucionaría el dilema, podemos decir que es probable que se trate de personas que vivieron carencias muy tempranas de la presencia de personas altamente significativas para nuestra vida. Y cuando digo tempranas, me refiero a los primeros dos años de vida. Ante esa falta, la vivencia de frustración y abandono dejó una huella indeleble llevándolos a establecer vínculos con un estilo particular: masivo, absoluto, a todo o nada. Como no fui sostenido voy a buscar “pegarme” desesperadamente a ese otro para que no me vuelva a pasar lo que ya me pasó. Así se generan vínculos altamente dependientes. Por supuesto que del otro lado hay un partenaire que juega el juego que le propongo o en el peor de los casos, el mismo juego formando un vínculo co-dependiente, dependencia de la cual es muy difícil salir porque ninguno de los dos va a tener la iniciativa.
Un primer lugar claro para empezar a pensar es que armamos este tipo de vínculos en la búsqueda de solucionar aquello que falló: sería un “como si”… como si fuera a reparar con vos aquí y ahora lo que faltó allá y entonces y con otros. En este punto le demandamos a la otra persona que sane los agujeritos de nuestro corazón que hicieron otros, de lo cual, además, no es para nada responsable!! Sería interesante empezar a pensar que una buena parte de eso tan especial que significa ese otro para nosotros tiene un plus que es nuestro, que tiene que ver con una necesidad de reparación personal y que nada tiene que ver con el amor de pareja. Sacándole al otro ese trabajo, podemos empezar a verlo “tal cual es”…
Por otro lado, recordar que siempre lo que nos imaginamos es muchísimo más terrible y devastador que lo que en verdad en la realidad después pasa.
Finalmente, y la idea de esta nota es sólo recordar algunos puntos para trabajar, pregunto: si este “amor” me está matando, porque estoy en constante malestar y porque pensar en perderlo es imposible, se tratará realmente de “amor”? Creo que el buen amor está muy lejos del padecimiento, la tensión, la inseguridad y la ansiedad. Pensar en un vínculo satisfactorio, saludable y no mortífero, está más cerca de la idea de un buen amor.
En conclusión, en este tipo de vínculos, no sé qué tipo de afecto hay, pero definitivamente no se trata de amor… ese amor que permite crecer con el otro, estar en paz, libre y confiado. Y para construirlo, hay que trabajar, no es magia.

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