Me pregunto por qué solemos invertir el orden en esta fórmula?
En general, me encuentro con personas que dan prioridad o “necesitan” de ese
otro que los acompañe primero para después, eventualmente, preguntarse hacia
dónde van. El filósofo Sam Keen decía que todo hombre, toda mujer, debía
hacerse estas preguntas alguna vez en la vida, y en ese orden.
Las canciones románticas (muchas, casi todas…), el saber
popular, las novelas (las no-ve-las!!) nos enseñan mal lo que aprendimos muy
bien: “contigo pan y cebolla”, “mi media naranja”, “sos el aire que respiro”,
“sin ti, mi vida no tiene sentido”… y seguiría con una lista interminable de
frases que se transforman en creencias, en verdades con las que nos aventuramos
al encuentro amoroso y, con la fórmula invertida, vamos directo al malestar.
Qué significa preguntarse “hacia dónde voy?”. Significa
saber quién soy, qué quiero, qué no quiero, qué necesito, qué tengo, qué no
tengo, qué puedo dar, qué no puedo dar, cuáles son mis valores, qué veo cuando me
miro, cuál es el sentido que le estoy dando a mi vida, etc. Como se puede
apreciar, claramente estoy hablando desde mí y para mí, desde mi YO, en primera
persona del singular, a quien conozco, atravieso, quiero y respeto.
Si no sé quién soy, qué quiero, qué puedo o qué necesito, y
más aún, si no me quiero ni respeto, es probable que el invertir la fórmula
sea, ilusoria e imaginariamente, una solución: ese otro es el que dará sentido
a mi vida… muchas veces ese otro ya es nuestra pareja y terminamos
sometiéndonos y resignando algunas respuestas a estas preguntas, si es que tímidamente
las formulamos alguna vez. Y si no estamos en pareja, como estamos esperando a
ese otro que le va a dar sentido a mi vida aparezca, postergamos nuestro
crecimiento y descubrimiento personal, si total, cuando llegue él o ella, ya no
voy a necesitar nada más…
Por qué es importante preguntarme primero “hacia dónde voy?”
para después preguntarme “quién me acompaña?”. Porque el preguntarme “hacia
dónde voy?” es un camino de sinceridad y honestidad con nosotros mismos, de
autoconocimiento, de evolución personal, de descubrimiento, de duelos, de
despedidas de creencias y mandatos, de elección, de decisión, de libertad, de
respeto hacia mí mismo, etc. El conocer quién soy y qué quiero, me hace
responsable de mi propio bienestar, de la búsqueda de lo bueno para mí.
Y el transitar por ese camino me permitirá encontrarme con
otros que también lo transitaron, que también se preguntaron hacia dónde
querían ir. Transitar ese camino me va a permitir encontrarme con un otro “entero”
como yo, no con alguien “partido” o que necesite ser rescatado. Transitar por
ese camino primero, me va a permitir festejar y celebrar el encuentro amoroso y
no hacer de una pareja el lugar de reparación de nuestras historias no
resueltas.
Muy Bueno!! Felicitaciones!! Me encantó el artículo.
ResponderEliminarMuchas gracias!!
Eliminar